Nació en la ciudad de Le Havre en Normandía, Francia. A pesar de ser un pintor autodidacta, Alvarado siempre mostró gran interés de aprender. Su primer mentor fue Alberto Dutary, quien lo apoyó y orientó en su taller, abierto para muchos pintores en esa época.
Alvarado se destacó desde muy joven entre los artistas de su época, y por ello ganó premios tales, como el del Salón Abierto 1964 del Instituto Panameño de Arte – Panarte- y el Premio ESSO de artistas jóvenes latinoamericanos de San Salvador en 1965. Luego fue becado por laUNESCOparaviajaraJapónen1969 y poder ampliar sus conocimientos de arte. En 1977 se ganó del Premio Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá. Fue jefe del Departamento de Bellas Artes del INAC.
La obra de Alvarado es de estilo abstracto- expresionista, influenciado por la Escuela de Nueva York a la que pertenecían pintores que el admiraba y estudiaba a fondo. Jackson Pollock y De Kooning fueron importantes para él, así como Mark Rothko y el japonés radicado en Brasil, Manabú Mabe.
La caligrafía japonesa también fue un descubrimiento importante en la obra de Alvarado, que influyo en su estilo. El artista pinta obras de colores sólidos, en los que utiliza el negro como fondo para plasmar explosiones controladas de color, brochazos gestuales y fuertes, raspados y chorreados. Con estos elementos, Antonio Alvarado logra creaciones de una fuerza inaudita pero también obras con una tranquilidad oriental.
Ha participado en exposiciones colectivas e individuales en muchos países, como Panamá, Estados Unidos, Japón, Suiza, Portugal, México, El Salvador, por mencionar algunos.
Es sin lugar a dudas, considerado como uno de los pintores abstractos más importantes en la región y un maestro de formas, composición y color.
Sus obras han traspasado fronteras y se encuentran en colecciones importantes tanto en Panamá como en el extranjero.